Historia de las maldiciones a los seres queridos

LAS MALDICIONES A LOS SERES QUERIDOS

Esta historia comienza con una familia conformada por una madre, dos hijas y un hijo, vivían solos por que el padre de la familia era una persona violenta e incomprensiva,
La madre de los niños trabajaba para que no les faltara nada, pero como se sentía sola se enamoró de un varón moreno  y este le correspondía a su amor. Comenzó a salir con él y dejaba solo a los pequeños. Los niños vivían tristes por la separación de sus padres y el abandono de la madre.
Un día una de las niñas que era la segunda trajo consigo una perrita de color oscuro y la llamó Pituca, la niña le dio todo el amor a su perrita y olvidaba la realidad en la que vivía.

Un día la mascota enfermó y se murió, la niña se quedo triste y enferma por la pérdida de su mascota. La hermana mayor le distraía con palomas y otros canarios para que olvidara su tristeza, pero ella no olvidaba a su perrita. La madre apenada por lo sucedido se preocupó más por sus hijos  y los llevó a una feria de animales donde  le ofreció otros animalitos,  pero la niña no los quería, extrañaba a su mascota,  hasta que un día cuando visitaron a su abuela, ésta  le regaló dos hermosas chascositas, le dijo te las regalo para que juegues con ellas y no estés triste, la niña aceptó y realmente la hicieron olvidar su pena.

Al cabo de un breve tiempo las perritas también enfermaron y murieron. La madre convencida que era una maldad que le hicieron a ella los familiares de su ex esposo, y estas maldiciones les llegaba a sus hijos, que para ella eran muy queridos,  es por tal motivo que las mascotitas se morían, entonces aconsejada por unos vecino y amigos acudió a una curandera para que le hiciera el pago a la santa tierra y el cambio. Se cree que las maldiciones llegan al ser querido y esta maldad era recepcionada por el espíritu de  los hijos pero a su vez llegaba a los animalitos, es por ello que continuamente se enfermaban y morían las mascotitas.Cuentan los abuelos que toda familia deben criar animalitos de color negro para que las maldiciones lleguen a ellos y no a los hijos u otros seres queridos de la familia.